03 Jun 2014

La boda de «Mr A» y Martina: faltan 18 días.

A estas alturas, cuando faltan 18 días para #labodadeAM, me empiezan a invadir a partes iguales los nervios y la tranquilidad.

La semana pasada tuve un momento de creer que lo había terminado todo; tenía cada detalle listo, cada cabo bien atado, cada momento bien planificado.

Esto sucedió el viernes al salir de la prueba del menú, a la que fuimos mi madre, mis suegros, «Mr A» y yo. Terminamos tan contentos, que creo que fue eso, ese subidón de alegría, que me hizo creer que lo tenía todo listo y que ya podía dormir tranquila.

Me quité de encima la presión a la que, sin ella quererlo ni saberlo, me tenía sometida mi madre por el menú, la vajilla, la cristalería y el catering en general. Saber que tenía su aprobación me hizo dormir 10 horas el viernes y otras tantas el sábados ¡¡y de un tirón!!

Pero llegó el domingo, y comenzaron de nuevo los nervios. Hice recopilación de cosas pendientes y aún quedan muchas cositas por hacer. Además, para colmo, mi prima, la que cada miércoles me ayudaba a hacer los detalles para la boda, sufrió un accidente y lleva hospitalizada dos semanas… -afortunadamente está ya bastante bien, y esperamos que le den mañana el alta-.

Y sí, voy a compartir con vosotros mis tareas pendientes, que sé que al fin y al cabo es eso lo que os interesa, eeh.. que sois muy cotillas vosotros.. xD

Hoy tengo mi prueba de maquillaje y peluquería. En cierto modo, más que una tarea como tal, lo tengo marcado en el calendario como un «día de disfrutar». Comenzará a las 15h. y hasta que el cuerpo -y mi cabezota- aguante.

 Foto de Toñi Olalla

A las 8 de la tarde, hemos quedado con nuestro amigo y Dj en la boda, José K. Pero no sólo para decidir la música, no, es que ¡¡aún no le hemos dado la invitación!!

También tenemos pendiente terminar de diseñar las minutas, los «saquitos» para el arroz o los pétalos o lo que decidamos tirar, preparar los kits de emergencia, confirmar la asistencia de los invitados, la última prueba del vestido, terminar toda la cartelería, acabar el «altar» y montarlo en la finca, pedir el visado a la embajada de Vietnam, organizar las mesas y, por último, llevar el trillón de cajas al sitio de la boda. Ah, que soy una exagerada, que no son un trillón, pues ¡¡serán dos!!

En fin, sea como sea, estoy muuuy contenta porque seguimos disfrutando al máximo de los preparativos, y ya se me ha pasado ese momento por el que pasé hace un mes, cuando no quería que llegara la boda. Sentía una especie de depresión preboda por la que varias me habéis dicho que habéis pesado. Será lo normal, digo yo.

Ahora sólo deseo que llegue ya el 21 de junio para ver el resultado de todo esto y disfrutarlo a tope. No, no me vais a leer que quiero que llegue el día para empezar una nueva vida junto al amor de mi vida, he recuperado mi identidad de tipa dura ¡ja!

Por último, perdonadme que no escriba tan a menudo como antes, pero es que organizar un bodorrio tiene su cosa ¡¡Paciencia con la novia!!

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